La magia del éxito
Abundancia, éxito, reconocimiento, estatus, lujo y hasta felicidad son elementos intervinientes en toda fórmula decente de exíto. Las cantidades de estos ingredientes son relativas y los avatares de su efectividad o eficiencia se acercan más al terreno de la magia que al de las ciencias empíricas. Algunos ingenuos inclusive proclaman a la suerte como elemento catalizador indispensable en la formula.
Aun cuando la magia existe y puede llevar al éxito, tal y como lo demuestra la Sra. J. K. Rowling, madre verdadera de Harry Potter, lo curioso del asunto es que demasiados aprendices de mago atribuyen el éxito a “fuerzas” o elementos ubicados fuera de ellos mismos.
Buscan inspiración en modelos triunfadores, pero no son capaces de inspirar a otros. Pero, la alquimia perfecta no pretende transformar plomo en oro, sino personas comunes en personas extraordinarias.
Preparar un Plan de Negocios, sin llegar a entender su contenido, buscar conocimiento, sin los altibajos que supone la experiencia para llegar a obtenerlo y por ende a aplicarlo, querer llegar a la cima sin probar las vicisitudes del ascenso, son solo reflejos efímeros en el prisma de la vida.
Los gurús, las teorías de moda, los decálogos de triunfo se venden como pan caliente sin llegar a ocupar espacio relevante en la biblioteca mental de la mayoría los lectores. Las ansias de aprender no van de la mano con el verdadero aprendizaje, con lo enraizado.
Las soluciones “hechas”, la repetición de técnicas, continúan guiando el mundo, como siempre lo han hecho. Es muy rico comer pescado cuando proviene de esfuerzo ajeno, pero aprender a pescar, crear e innovar, esa es otra historia.
En el fondo, la vida es el conjunto de elecciones que se toman durante el proceso de vivir. Ls opciones básicas son repetir o experimentar.
El éxito y el triunfo, más que un estado, son un proceso constante que es tan interno como el alma y que si bien se puede nutrir del entorno, de los libros, de la formación y del destino, al final, sólo será el resultado de la armonía interna-externa y del nivel de crecimiento que como personas y profesionales se logre alcanzar.
Todo está en la mente y más allá de lo material, lo determinante, sin importar la abundancia y el estatus será la felicidad y la satisfacción personal.
